Eran las 11.30 de la noche del 31 de octubre de 2019 y estaba charlando con dos de mis amigas más cercanas, Samantha y Katia.

Impulsada por el deseo de verlas (viviendo en diferentes ciudades y países), lancé una propuesta: “Chicas, ¿hacemos una videollamada de 10 minutos para saludarnos?”

Bueno, ¡a las 2.00 de la mañana todavía estábamos conectadas! Después de más de dos horas de reflexiones compartidas sobre la noche comúnmente conocida como “brujas”, nos dimos cuenta de cuánta magia y belleza, a menudo invisible y no reconocida, trae consigo el mundo femenino en sus más variadas manifestaciones.

Empezamos a soñar con un evento que reuniera al menos a 100 mujeres en un mismo lugar en una cita como esa en la que, lejos de lo que algunos tristes clichés sobre el poder femenino dicen, podríamos compartir la fuerza y ​​la belleza de las mujeres partiendo de la gran línea de madres que siempre han caminado con nosotras, pensando de forma no lineal pero circular en nuestro Árbol Genealógico y los recuerdos ancestrales que llevamos, muchas veces de forma inconsciente.

Este contacto en mi experiencia es fundamental para ser mujeres conectadas a nuestra fuerza femenina, y para amar la masculina a partir de un juego condicionado de contradicciones y estereotipos.

Una ilusión y una energía increíbles, un mapa del evento, una lista de mujeres a involucrar para que todo sea posible, la idea de hacer algo internacional viajando todas por trabajo en diferentes países.

Las restricciones relacionadas con la proximidad física que impone el momento actual nos han hecho cambiar la forma original (¡para esta que está diseñada como la primera edición de otras que seguirán!), que no nos verá reunidos en un círculo físico sino en uno virtual en la plataforma de Zoom … ¡pero no nos dimos por vencidas!